La comercialización de moluscos bivalvos, como mejillones, almejas, ostras y vieiras, es una actividad que conlleva una serie de riesgos sanitarios que deben ser vigilados con especial atención. Los distribuidores de estos productos tienen la responsabilidad de asegurar que los moluscos bivalvos que llegan al consumidor sean seguros para el consumo. Por ello, en este artículo de CSA Seguridad Alimentaria te contamos los principales riesgos.

Contaminación bacteriana

Uno de los principales riesgos asociados con los moluscos bivalvos es la contaminación bacteriana. Estos mariscos filtran grandes cantidades de agua para alimentarse, lo que puede hacer que absorban bacterias patógenas presentes en su entorno. Entre las bacterias más comunes se encuentran Vibrio parahaemolyticus y Escherichia coli, que pueden causar intoxicaciones alimentarias graves. Para prevenir este tipo de riesgos, es fundamental que los moluscos bivalvos sean recogidos de áreas de cultivo autorizadas y controladas, donde se realicen análisis regulares para detectar posibles contaminantes.

Toxinas marinas

Los moluscos bivalvos pueden acumular toxinas marinas producidas por microalgas, lo que representa otro riesgo para la salud pública. Estas toxinas son termorresistentes, lo que significa que no se destruyen durante la cocción, por lo que los moluscos contaminados pueden ser peligrosos incluso si se preparan adecuadamente. Existen varias toxinas marinas, como la toxina paralítica (PSP), la toxina amnésica (ASP) y la toxina diarreica (DSP), que pueden provocar desde síntomas leves como vómitos y diarrea hasta efectos neurológicos graves o incluso la muerte. Para prevenir este riesgo, es crucial que los moluscos sean recolectados solo en zonas libres de floraciones algales nocivas, y que los distribuidores verifiquen que los productos han pasado por el sistema de vigilancia oficial para detectar la presencia de estas toxinas.

Manipulación inadecuada y almacenamiento

La manipulación y el almacenamiento incorrectos de los moluscos bivalvos pueden aumentar mucho el riesgo de contaminación. Estos productos son altamente perecederos y deben mantenerse a temperaturas adecuadas en todo momento. Si los moluscos no se conservan correctamente durante el transporte o en los puntos de venta, pueden sufrir una descomposición rápida que favorezca el crecimiento de bacterias patógenas. Además, los moluscos deben ser manipulados con guantes y utensilios limpios para evitar la contaminación cruzada con otros alimentos.

En conclusión, la comercialización de moluscos bivalvos implica varios riesgos sanitarios que deben ser gestionados adecuadamente. En el caso de que necesites asesoramiento de profesionales de la seguridad alimentaria, en CSA estaremos encantados de ayudarte.

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