El consumo de alimentos contaminados por microorganismos es causante de intoxicaciones y toxiinfecciones. Los microorganismos son capaces de desarrollarse y reproducirse en unas determinadas condiciones de vida (nivel de ph, agua, temperatura, oxígeno…).

Se pueden diferenciar tres tipos:

  • Los microorganismos beneficiosos que son inofensivos para el ser humano e incluso pueden ser favorables como pueden ser los que forman parte de la flora intestinal. Algunos alimentos que contienen estos organismos son el queso o los yogures.
  • Los microorganismos alterantes modifican la apariencia y características del alimento, ya sea el olor, color, sabor, textura… haciendo inadecuado su consumo.
  • Los microorganismos patógenos son más peligrosos debido a que estos no cambian las características organolépticas del alimento, pero sí que lo contaminan. Estos suponen un grave riesgo para la salud ya que son causantes de toxiinfecciones alimentarias. El hecho de que los alimentos no presenten ningún cambio visible hace muy difícil de detectar su presencia haciéndolos potencialmente más peligrosos. Algunos ejemplos de este tipo de patógenos son la listeria, el E.coli o la Salmonella.

En la industria alimentaria existen múltiples métodos para garantizar la seguridad alimentaria, sin embargo, los consumidores cada vez optan más por alimentos que no tengan entre sus componentes conservantes químicos.

Esto hace imprescindible el estudio de bioconservantes como agentes naturales capaces de alargar la vida útil del alimento manteniendo su seguridad alimentaria.

Pero la contaminación de los alimentos no solo se genera de forma natural o durante la cadena alimentaria, sino que también puede producirse en los hogares por contaminación cruzada (cuchillos, recipientes…) o una mala conservación.

Por ello, es imprescindible seguir las indicaciones del vendedor en cuanto a lugar y forma de conservación y mantener una adecuada higiene. Si estas no se han realizado adecuadamente y se tienen dudas sobre el estado del alimento lo mejor es no consumirlo ya que podríamos estar frente a patógenos infecciosos.

Los datos sobre la incidencia de intoxicaciones y toxiinfecciones alimentarias reflejan la necesidad de continuar trabajando en este ámbito para garantizar la seguridad de cada alimento que consumimos. En CSA estamos a tu disposición para ayudarte a mantener un entorno controlado y libre de microorganismos patógenos.

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