Pautas de seguridad alimentaria en la tercera edad
A medida que envejecemos nuestro organismo experimenta cambios y se vuelve más sensible ante las intoxicaciones y a sufrir enfermedades originadas en los alimentos. Además, la recuperación es más lenta. Ahí radica la importancia de seguir unas pautas de seguridad alimentaria en la tercera edad que comentamos a continuación:
Los mayores de 65 años y la seguridad alimentaria
Como decimos, pertenecer al grupo de población de la tercera edad conlleva un mayor riesgo de sufrir intoxicaciones alimentarias por causas como estas:
- El deterioro mental. Por ejemplo, si hemos guardado sobras de comida, ¿controlamos el tiempo que permanecen refrigeradas? O si se congelan, ¿se indica en una etiqueta la fecha? En muchos casos la memoria y los “despistes” pueden jugar una mala pasada.
- Enfermedades asociadas (Alzheimer, diabetes o cáncer, por ejemplo), que exigen una mayor dedicación y esfuerzo para controlar la dieta.
- El empeoramiento del estado físico y pérdida de facultades de nuestros sentidos que disminuyen su agudeza:
Los problemas de visión provocan que no se detecte, por ejemplo, si un utensilio está tan limpio como debería o que las etiquetas (con indicaciones de conservación, instrucciones de cocinado, etc.) no se interpreten correctamente.
Olfato y gusto. A pesar de que existen microorganismos patógenos que no dan la señal de alarma con un mal aspecto, un olor desagradable o un sabor sospechoso, otros sí que lo hacen y la disminución de estos sentidos anula nuestro estado de alerta.
Cambios en el aparato digestivo y otros órganos como los riñones.
Adultos en la tercera edad independientes
Los adultos jubilados que viven en su propia casa hacen la compra y elaboran la comida por sí mismos deben respetar al menos estas pautas básicas de actuación para asegurar la inocuidad de los alimentos:
- Congelador y frigorífico. Comprobar periódicamente que la temperatura a la que se conservan es la adecuada según el tipo de alimento siguiendo las indicaciones de la etiqueta.
- No descongelar la comida a temperatura ambiente sino en el frigorífico preferiblemente.
- Lavar las manos antes de preparar los alimentos, al igual que los utensilios de cocina, las tablas de cortar y las superficies de trabajo como la encimera.
- No mezclar alimentos crudos con los cocinados para evitar contaminaciones cruzadas.
Residencias para ancianos y seguridad alimentaria
Las empresas responsables del cuidado de nuestros mayores en residencias o centros de día, por ejemplo, deben extremar las precauciones con este colectivo. Algunas de las medidas que deben cumplir son:
- Formación del personal para manipular los alimentos.
- Realizar dietas adaptadas a las necesidades nutricionales de cada uno, es decir, platos individualizados. Ejemplo: bajo en sal o en azúcar, sin lactosa, etc.
- Emplear técnicas de cocinado y conservación de los alimentos adecuadas.
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