¿Hasta qué punto es cierto que la carne que consumimos está llena de antibióticos? Analizamos los mitos y verdades que rodean a este polémico tema en la industria cárnica y ganadera:
El uso de antibióticos en ganadería: origen y evolución
Durante el siglo XX es cierto que el uso de antibióticos se extendió en la ganadería intensiva de manera habitual, sobre todo al descubrir un «secreto» que beneficiaba al sector: el ganado crecía de forma sana y engordaba más. El objetivo final era aumentar la producción y cubrir la creciente demanda por aquel entonces.
Por suerte en la actualidad existe un estricto control sobre su uso. A pesar de ello, España es el país dentro de la Unión Europea donde más antibióticos se administran para prevenir y tratar enfermedades en la cría de animales.
Las consecuencias negativas del uso de antibióticos en la carne
¿Por qué nos preocupa tanto el uso desmesurado de antibióticos en el ganado? A grandes rasgos podemos decir que las bacterias se hacen resistentes a los antibióticos y esta «fortaleza» la transmiten a sus sucesoras. De ahí que haya que elaborar nuevas generaciones de antibióticos para luchar contra estas «súperbacterias» que sobreviven y se hacen más fuertes. Otro de sus efectos negativos es que queden restos de medicamentos en los alimentos de origen animal que los seres humanos ingerimos. De todos modos, estas bacterias resistentes de las que hablamos también pueden llegar desde las granjas a través del agua o del propio medio hasta las personas, que cada vez tendremos más difícil curarnos.
Además, si no existiera un control del uso de antibióticos en la producción animal los consumidores alérgicos a los mismos correrían un serio peligro.
¿La carne que comemos está llena de antibióticos?
Para responder a esta pregunta no hay mejor respuesta que remitirnos a los datos publicados en 2019 sobre la presencia de residuos de antibióticos en alimentos en la Unión Europea y que es menor al 0,35% en las muestras analizadas. Estos niveles se mantienen durante la última década donde han oscilado entre el 0.25%–0.37%. Como ves, el porcentaje es bajísimo y, por lo tanto, muy seguro.
Gran parte de que la presencia de antibióticos en alimentos sea prácticamente nula se la debemos a que desde 2006 la Unión Europea a través de su Directiva 96/23/CE prohibió el uso de antibióticos o de otras sustancias antibacterianas destinadas a fomentar el crecimiento animal. Cabe decir que sí se pueden utilizar bajo prescripción veterinaria y siempre respetando los tiempos de espera (el llamado «plazo de retiro»). Esto significa que antes de sacrificar al ganado o extraer su leche hay que esperar a que expulse esos medicamentos para que llegue a la mesa del consumidor con todas las garantías de seguridad.
Por si fuera poco, la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) realiza de forma aleatoria controles rutinarios en los mataderos para tomar muestras y comprobar que el antibiótico se ha eliminado. En caso de no cumplir con los requisitos se descartan tanto las carnes crudas como curadas, al igual que las vísceras. Incluso los productos importados fuera de la Unión Europea deben cumplir esta normativa.
Cómo paliar los efectos del uso de antibióticos en ganadería
Aquí encontramos dos protagonistas que serían los máximos responsables a la hora de realizar un uso responsable de los antibióticos en los animales de ganadería:
- Los ganaderos. Deben respetar las reglas del juego y no abusar del uso de estas sustancias de forma indiscriminada sino siempre justificada.
- En los negocios de restauración. Un aspecto importante sería cocinar los alimentos para eliminar a esas «súperbacterias» a través de un tratamiento térmico eficaz.
En ambos casos contar con el respaldo de un servicio integral en seguridad alimentaria es imprescindible para cumplir con la legislación sobre el uso de antibióticos en la industria ganadera y cárnica. Por eso te invitamos a conocer nuestro Programa Líder para que desarrolles tu actividad con las garantías del trabajo bien hecho.